- Spaghetti
- Conchiglie
- Salmón
- Calamar
- Langostino
- Cebolla
- Pimienta blanca
- Nata liquida
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal marina fina
Cocemos los spaghetti y las conchiglie en abundante agua, con sal y un chorrito de aceite de oliva (una buena pasta no necesita grasa para no pegarse, pero no esta de más asegurarse). La temperatura de ebullición del agua salada es de unos 110ºC y el agua dulce de unos 90ºC, por lo que pondremos el agua a calentar sola, con un chorrito de aceite, que siempre ayuda, y añadiremos la sal cuando el fondo de la cazuela este llena de burbujas o rompa a hervir.
Ponemos al fuego la salsa y vertemos la pasta escurrida sobre ella. Damos unas vueltas, para repartir sabores, y servimos. Si la salsa hubiera engordado demasiado, se puede aligerar con un poco de leche, antes de añadir la pasta, y darle un golpe de calor para que se integre.
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