- Pieza de redondo de ternera
- 1/2 cebolla roja
- 2 pimientos morrones (rojos, de asar)
- Pimienta negra
- Sal marina gruesa
- Aceite de oliva virgen extra
- 50 ml whisky
- 950 ml agua
En primer lugar, una carne mechada es aquella a la que se le practican punciones que luego se rellenaran con alguna especia, generalmente ajo y alguna hierba. En este caso, algo muy elemental, pimienta negra molida y aceite. Al mecharla, no solo obtenemos un sabor extra, sino que, al corte, nos encontramos con puntos de extremo condimento, que en este caso nos servirá para realzar el sabor.
Generalmente, salvo en el caso de las aves, que se secan tras escasas horas, las carnes guisadas ganan en potencia si se dejan reposar de un día para otro. Esta receta pretende conseguir el mismo resultado, o muy similar, sin necesidad de reposo. Por eso hemos mechado la carne con el mismo condimento que llevará en su exterior, facilitando que penetre el sabor, y guisandola con whisky, para potenciar el sabor.
Comenzaremos por rehogar bien la carne, una vez mechada y condimentada, a fin de que el preciado líquido que contiene no abandone la pieza antes de tiempo, dorandola bien a fuego fuerte, con un poco de aceite. Reservamos.

Volvemos a introducir la carne en la cazuela y le damos vueltas para que se impregne del rojizo líquido. Añadimos el agua, que cubrirá la pieza solo hasta la mitad y la guisamos (en olla express serán 20 minutos a fuego medio-alto). Se supone que debierá cubrir la pieza completamente en líquido, segun las instrucciones de la olla, pero cubierta hasta la mitad, siendo ternera -más tierna que la acostumbrada novilla- y mechada -que facilita la entrada del calor- queda un resultado óptimo (los tiempos de cocción, de las tablas de algunos electrodomesticos, no dejan de ser aproximaciones o recomendaciones).
Pasado el tiempo de guisado, extraemos la pieza de carne y retiramos la mayor parte del líquido, conservandolo por si se necesitara. Trituramos la salsa y, si nos desagradan las pieles, la colamos. Debiera quedar una crema de un rojo muy brillantes. Si hemos retirado demasiado líquido y nos queda una salsa muy gruesa, volvemos a incorporar un poco del liquido retirado. La carne, en caliente, la despojamos de la malla de cuerda que la cubre (dicen que en frío sale mejor, pero para mi que se agarra más a la carne y se desperdicia mucho), cortando o el extremo y desenfundando o cortando cada cuerda del lateral. La pieza la cortaremos a cuchillo, pasados unos minutos (a los 10 minutos la carne ha templado, manteniendo sus jugos en el interior y perdiendo menos de estos jugos al cortar) en filetes de medio centimetro de grosor.
Reintroducimos la carne, ya fileteada, en la salsa y le damos un golpe de calor para que se integren bien los sabores y se termine de cocinar la pieza en la salsa (le faltarán solo dos minutos).
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