martes, 6 de octubre de 2015

Bizcocho de yogur y manzana

  • 125 gr yogur natural (1 vaso de yogur)
  • 100 gr aceite de girasol (1 medida de yogur)
  • 200 gr azúcar blanquilla (2 medidas de yogur)
  • 210 gr harina de repostería tamizada (3 medidas de yogur)
  • 3 huevos XL (o 4 huevos M)
  • 1/4 cdta sal marina fina
  • 16 gr levadura química (1 sobre)
  • 1 manzana reineta parda
En un bol vertemos el contenido de un yogur, conservando el vaso para medir el resto de ingredientes. Añadimos también el aceite, el azúcar y el primero de los huevos. Con unas varillas, batimos bien y vamos integrando uno a uno los huevos. Deberá quedar una crema semimontada ligeramente blanquecina.

Añadimos la sal y la integramos. La harina, vaso a vaso, la vamos integrando deshaciendo los grumos que se hayan podido formar (no hace falta en ningún momento usar batidora eléctrica).

Antes de continuar, pelamos la manzana y la rallamos con un rallador grueso, o la cortamos en juliana. Esta manzana la mezclamos con un poco de harina (también se podría impregnar en azúcar), de forma que se quede impregnada. Esto se hace para que la manzana no se vaya al fondo durante el horneado. No la hemos rallado antes porque se oxida en contacto con el aire.

Precalentamos el horno a 160ºC con aire, o 180ºC sin él, y extraemos la rejilla. Sobre esta rejilla colocamos un molde de silicona, o un molde de otro material, forrado de film, por ejemplo (tolera hasta 170ºC), o de papel de hornear. Introduciremos esta bandeja de rejilla, junto con el molde, para evitar que se nos desparrame la masa (los moldes de silicona, además de antiadherentes, son demasiado flexibles a veces, y es mejor transportarlos sobre una superficie rígida).

Continuando con la masa, incorporamos la levadura y rápidamente la manzana, que mezclaremos para que se distribuya uniformemente por la masa. Una vez introducida la levadura, en presencia de líquido, comienza a reaccionar y liberar CO2, por lo que deberemos verte la masa sobre el molde y llevarlo al horno sin dilación. La masa va a crecer, así que deberemos dejar 1/3 del molde sin masa, para que pueda expandirse sin desbordar.

Colocaremos esta rejilla en la vía central del horno y hornearemos el bizcocho durante 40 minutos, hasta que al pincharla con un palillo, o cuchillo, éste salga limpio.

Extraemos el molde del horno y dejamos templar, sobre una rejilla (o la propia del horno), antes de desmoldar y dejar que enfríe sobre esta, u otra más elevada, rejilla.

Para servir porciones, usaremos un cuchillo de sierra, para no desarmar el bizcocho, permaneciendo siempre tapado con film u otro ensere, para evitar que se seque.

Si fuéramos a hacer un bizcocho de yogur chocolateado, sustituimos un vaso de harina (70 gr) por otro de cacao en polvo. Para cualquier otro bizcocho, incluido el de perlas de chocolate, recordad impregnar el topping con harina o azúcar, para evitar que se vaya al fondo durante el horneado.

El aceite de girasol se podrá sustituir por cualquier otra grasa, como aceite de oliva, mantequilla o manteca, usándolo en la misma proporción.

Se me ocurre hacer un bizcocho de yogur y caramelo, caramelizando parte del azúcar, en un cazo, evitando, por supuesto, que se queme (es interesante el caramelo quemado para otras cosas, como flanes, pero no para esto. Dicho sea de paso, el caramelo amarga al quemarse) y disolviéndolo bien.

Si queremos un bizcocho aún más fino -éste tiene un punto crujiente por los cristales de azúcar caramelizados- podemos usar azúcar glaçe y sustituir parte de él por invertido, para mantener más tiempo la jugosidad interior.

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