martes, 6 de octubre de 2015

Guacamole

  • 2 aguacates
  • 1/4 cebolla roja picada
  • 1/3 chile fresco picado
  • Ramillete de perejil, con todo su tallo (o cilántro)
  • 6 granos de pimienta negra
  • Sal gruesa marina
  • Chorrito de aceite de oliva virgen extra (o aceite de aguacate)
  • 1/2 limón (zumo y un poco de ralladura)
  • Nachos de maíz
El aguacate deberá tener un tono negruzco en toda su piel para considerarse maduro. Para limpiarlo, rebanaremos con un cuchillo hasta llegar a la semilla, girándolo hasta completar la circunferencia. Seguidamente, tomando ambas secciones con ambas manos, lo haremos girar en sentidos opuestos, de modo que quede cada sección en la palma de cada mano. Para desemillar, clavaremos un cuchillo por su filo, con un golpe seco, en la semilla y la haremos girar. La pulpa, con ayuda de una cuchara, se desprende con suma facilidad de la piel. Hay que tener en cuenta que, una vez retirada la semilla, se oxida rápidamente, así que prepararemos el guacamole inmediatamente.

En un mortero majamos el aguacate con la pimienta y un poco de sal, y mezclaremos con el resto de ingredientes, hasta obtener una pasta homogenea. Serviremos acompañado de nachos, que podremos preparar o comprar (los de tienda latina están bastante mejor que los del super). Dependiendo de si la receta es del norte o del sur de México serán de maíz o trigo.

Tanto la cebolla como los tallos de perejil se usan, además de aportar frescor, para añadir un toque crujiente.

La receta original usa cilántro, pero no me gusta su sabor (entre menta, anís y perejil).

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